Capítulo 33: Problemas y más problemas.

    

Sólo los muertos no tienen problemas... Charles de Gaulle


Andro lentamente se alejó del calor abrazador de Najib y caminó hacia uno de los sillones donde se dejó caer lentamente.
– Wa salam. Ahlan wa sahlan Sidi Yarur (Paz, bienvenido señor Yarur ) ¿Qué buenos vientos lo han traído hasta mi humilde hogar? – preguntó con reticencia el moreno ya que la inesperada visita no era de su agrado… aquél hombre nunca le había inspirado confianza.
– Necesitaba hablar contigo Najib… – dirigió una mirada perspicaz hacia el lugar donde se encontraba Andro – en privado si fuera posible… ya sabes, cosas de negocios…
Zahra captando la indirecta se dirigió hacia su dormitorio con la mirada baja… no quería que su padre la amonestara por haberse atrevido a levantar su mirada frente al hombre. Najib miró a Andro y éste se levantó para imitar a su cuñada.
Cuando ya se encontraron solos, el sirio sin esperar una invitación se sentó. El joven se molestó internamente ante esto.
– Mi estimado joven… – comenzó diciendo Duk Yarur – le confieso que lo que me ha traído hasta su hogar es algo más delicado que los negocios… verá, usted sabe que dentro de la comunidad islámica, los chismes corren rápidamente. Eso a mi me ha preocupado, ya que veo que los negocios que yo tengo con su familia se podrían ver afectados…
– No entiendo a que se refiere señor…
– A su vínculo con cierto joven, que según me dijeron, usted habría presentado como su esposo…
– Disculpe señor Yarur…
– Duk Yarur – le corrigió el hombre…
– Como sea – se impacientó Najib – le aseguro que sus negocios no se verán afectados ya que definitivamente, cuando se entere mi padre, me repudiará públicamente. Sus negocios estarán a salvo. ¿Algo más que le preocupa?... – interrogó mirando a la vez su reloj… sabía que estaba siendo grosero – Tengo una agenda demasiado estrecha y la verdad es que estaba de salida…
Duk Yarur jamás había sido tratado de tal forma… para él, Najib no era más que un joven que estaba pensando con la bragueta y no tomaba en consideración las consecuencias de sus actos.
– Sólo una cosa más…
Najib levantó las cejas en espera de lo que el hombre diría…
– Creo que su hermana no debería estar involucrada en este momento con ustedes ya que sus probabilidades de casarse disminuirían al verse rebajada su valía…
– Mi hermana es libre de irse cuando quiera – le interrumpió Najib – y no creo que usted tenga derecho a opinar sobre ella…
– Lo tengo – afirmó Duk Yarur – desde el momento en que presenté una oferta formal de matrimonio a su padre todo lo que afecte a la reputación de su hermana me concierne…
Najib calló maldiciendo internamente. Su padre había prometido que su hermana no sería enlazada con nadie sin su consentimiento ¿Cómo se atrevía a faltar a su palabra? Duk Yarur lo miraba con una sonrisa de superioridad, como sabiéndose ganador de esa contienda verbal.
– Creo que aún no le han dicho que Zahra ya está comprometida señor Duk Yarur – arremetió Najib – lamento que sus intenciones se vean malogradas por esta falta de información.
El sirio resopló…
– Esas son necedades Najib, ya que tu padre me preferirá a mi por sobre todos los candidatos. En primer lugar yo puedo pagar la dote que Yamil quiera pedir…
– Pero se le ha olvidado algo señor Duk Yarur… – Najib recalcó con más énfasis el apellido – Usted no es musulmán…
– No creo que eso le importe a tu padre Najib…
– Los creyentes para las creyentes y los de buena conducta para las de buena conducta – recitó Najib – recuerde que mi padre trata de vivir su vida lo más fiel posible a lo que dicta Al Qraan… – insistió el moreno – y sé que jamás la desposaría con un maronita… eso lo puedo dar por seguro – aseveró.
Duk Yarur sin poder ocultar su descontentó no pudo evitar un pequeño arrebato de cólera…
– Sé que para tu padre, yo seré la mejor opción…
Najib sonrió con ironía pero aquella pequeña victoria le fue arrebatada…
– Mejor yo que aquel judío del que eres tan amigo – agregó – Piénsalo Najib, eso sí que sería un desastre para tu respetable familia.
Najib se acercó a la puerta, la abrió y luego miró al hombre…
– Retírese de mi hogar… ya no es bienvenido.
Aquella frase hizo eco en todo el departamento sellando para siempre la enemistad entre ambos hombres. El sirio se acercó lentamente a la salida retando con la mirada a su joven contrincante, sintiéndose superior a él y una vez que atravesó la puerta se detuvo antes de que Najib la cerrara…
– mamhoon (homosexual) – insultó Duk Yarur pensando que el hijo de su socio se sentiría ofendido.
– Nek ni (Que te jodan) – respondió Najib cerrando la puerta en las narices del hombre.
Zahra fue la primera en salir de su habitación, su rostro cubierto por lágrimas le indicaron a Najib, que se había enterado de que probablemente tendría que casarse con el mal nacido que recién se había ido. Andro fue el siguiente en acercarse y el moreno abrió sus brazos para recibirlo y darle tranquilidad.
– No te angusties ujti (hermanita), sé que nuestro padre jamás te uniría a ese hombre… El más que nadie conoce el tipo de vida que lleva – agregó.
– Pero y si…
– Entonces cuando llegue el momento veremos que hacemos – aseguró Najib y luego miró al hombre que tenía entre sus brazos – ve cambiarte, nos iremos a visitar a mi madre… – el rubio rápidamente se dirigió al cuarto que ambos compartían – y tu Zahra, también iras con nosotros, esto lo resolveremos con ella.
Quince minutos después, salían del departamento.


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Pablo abrió los ojos al sentir que un débil rayo de sol los iluminaba. A pesar de estar en invierno ése día había amanecido con pocas nubes en el cielo. Sonrió al sentir que Ricardo frotaba su erección contra sus nalgas. Lentamente llevó una de sus manos hacia atrás para hacerse del miembro de su pareja y comenzó a frotarla por encima del pantalón de dormir. El joven Gidi agradeció el gesto arrimándose aún mas al cuerpo de su novio y comenzó a repartir pequeños besos de mariposas en la parte trasera del cuello del rubio. Pablo gimió un poco fuerte por lo cual se ganó una pequeña nalgada...
– Recuerda que mi hermano duerme en la habitación que está junto a la nuestra y no quiero darle motivos para que me moleste a la hora del desayuno...
– Es que no pude contenerme... – se justificó el joven Zalaquet, mientras seguía moviendo sus caderas para que el roce del pene de su novio contra su trasero ayudara a que Ricardo se decidiera a follarlo ya.
– Estamos un poquito ansiosos ¿eh? – dijo Ricardo ronroneando en el oido de su joven pareja – dime amor ¿que deseas en este momento?, dímelo que yo estoy deseoso de complacerte – agregó con pasión.
– Deseo que recorras mi cuerpo con tus manos – Pablo siguiendo el juego de su novio comenzó a hablar mientras Ricardo realizaba todo lo que el quería – luego quiero estar en pocisión de pies y manos mientras tu recorres con tu lengua toda mi espalda...
– Hecho – afirmó el ojiverde , mientras ayudaba a Pablo a ponerse en dicha posición y a la vez ayudándolo a despojarse de sus ropas.
– Luego, quiero que me prepares solo con tu saliva y tus dedos y me dejes listo para recibirte...¡Ahhh! – exclamó cuando una de las falanges de Ricardo ingresó en él para prepararlo y cuando sintió que ya estaba listo se atrevió a exigir más – Ahora quiero que entres en mí en una sola embestida ¡Uhmmm! – su novio lo penetró obedeciéndole ciegamente y esperó a por más órdenes – ahora te quiero fuerte y rudo ¡Ahhh! – El rubio se mordía los labios y de vez en cuando ocultaba su cara en la almohada para evitar que sus gemidos se escucharan del otro lado. Ricardo rosaba con precisión su próstata en cada embestida y él se deshacía de pasión entre sus brazos...
– Te amo maldito hechicero rubio – dijo el ojiverde mientras sus caderas golpeaban las blancas y apetitosas nalgas de su amante. Sus manos recorrían amorosamente la espalda y los costados mientras las estocadas subían de velocidad. No quería que aquello se terminara... pero en su vientre ya estaba acumulando aquella calidez que precedía a todos sus orgasmos, así que se inclinó hacia adelante y llevó una de sus manos hacia la ingle de Pablo en busca de su pene. Lo tomó y comenzó a masturbarlo rápidamente al ritmo de sus estocadas para poder llevarlo a la cúspide del placer. Pablo amortiguaba sus gemidos en la almohada y él se sintió completo al tener a su rubio amante en la cama donde había dormido toda su niñez y adolescencia. El clímax llegó de forma intensa y el cerró los ojos para retenerlo el más largo tiempo posible. – ¡Uhrrrrrr! – no había sido su intensión pero aquella expresión salió de lo más profundo de su ser y no pudo retenerla y se resignó a que su hermano lo molestaría durante toda la jornada que le quedaba por delante. Calló pesadamente sobre la espalda de Pablo mientras él ronroneaba los últimos retozos de su orgasmo moviendo sus caderas para ordeñar las últimas gotas del miembro de su novio.
– Estuviste genial – ronroneó Pablo – debería ponerme mandón más seguido.
– No te mal acostumbres corazón – advirtió Ricardo – aquí el sumiso eres tu yo soy tu dominante.
– Mmmmm me encanta cuando te pones así – el rubio movió sus caderas para seguir estimulando a su hombre pensando que un segundo round no le vendría nada de mal y su pareja al advertir sus intenciones, le siguió la corriente...
– ¿Quieres más sweet heart? ¿Quieres que tu amo te folle de nuevo?
– ¡Oh , si, mi amo! – Pablo siguió el juego de D/S que Ricardo estaba imponiendo, aunque mentalmente sabía que tenían que medirse, pués se encontraban en casa de los padres de su novio.
– Esta vez quiero reflejarme en tus ojos mientras acabo, pequeño demonio. – El castaño se sentó en el centro de la cama en posición de loto e hizo un gesto a su amante para que se acercara – Móntate – ordenó y el rubio obedeció sumisamente subiéndose encima de él con las piernas abiertas y dejándose caer sobre la erección de Ricardo.
Ambos jadearon cuando se sintieron unidos y comenzaron nuevamente a bailar aquella danza de apareamiento que los hacía sentir uno e invencibles ante el mundo. El orgasmo llegó sin previo aviso y los dejó sumidos en una vorágine de sensaciones.
– Ojalá no hayamos sido muy ruidosos – dijo Pablo rompiendo el silencio
– No te preocupes, tendrán que terminar por acostumbrarse...
– Pero... – Pablo quiso protestar
– Desde ahora en adelante vendremos mas seguido y no voy pienso aguantarme las ganas de hacerte el amor hasta que volvamos a Santiago... además mis padres lo entenderán cariño... somos jóvenes y estamos enamorados y saben que su hijo es el hombre más caliente sobre la fas de la tierra – agregó haciendo reír a su pareja.
La voz de una de las empleadas se escuchó a través de la puerta avisándoles que los esperaban a desayunar y ellos corrieron a la ducha a asearse para poder estar presentables. Se bañaron rápidamente y una vez que estuvieron en el comedor procedieron a saludar a la familia que estaba presente.

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– Me niego a creer eso – Fairuoz estaba furiosa al enterarse de lo que Duk Yarur había confesado – tu padre lo prometió... prometió que Zahra no sería utilizada en sus absurdos acuerdos comerciales...
– ¿Estás seguro de lo que estás diciendo Najib? – preguntó el más joven de los hermanos Al Hashem
– Daría todo por estar equivocado hermano, pero ese maldito me lo restregó en la cara y me temo que nuestro padre nos falle y no cumpla su promesa.
– No se preocupen hijos, de su padre me encargo yo... al fin y al cabo los negocios son tanto de él como míos y no voy a dejar que él use como moneda de cambio a mi única hija.
Los miembros de la familia Al Hashem se quedaron hasta muy tarde esa noche tratando de encontrarle una solución al problema que se les había presentado.

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En otro lado de la capital un hombre de estructura atlética se entrevistaba con una joven que vestía elegantemente. El motivo de tal reunión desencadenaría uno de los momentos más difíciles que vivirían aquellos que se amaban.
– ¿Trajiste la plata?, tu sabes que debemos hacer un seguimiento del sujeto para poder saber sus horarios y poder sorprenderlo solo y darle la paliza que quieres que le demos ¿o estás arrepintiéndote Nadia?
– ¿Arrepentirme yo? En eso estás equivocado cariño e incluso te daré cien billetes más si de paso le dan una lección a mi pervertido hermanito menor. – Agregó Nadia con un toque de dramatismo.
– ¿Algo en especial?¿una paliza también? – preguntó el hombre asombrándose de la malignidad de la mujer que tenía en frente de él.
– Quiero algo que lo haga sentirse humillado y avergonzado, algo que destruya esa estúpida sonrisa que lleva en el rostro desde que se emparejó con ese hombre, algo que...
– Podemos violarlo si quieres e incluso yo lo haré personalmente ah pero primero tienes que decirme si el chico está limpio porque yo no piendo pegarme el Sida.
– Tranquilo, mi hermano podrá ser maricón pero se cuida.
– Entonces ya sabes, mientras más pronto tenga la plata , más rápido te haré el trabajo. A propósito ¿Cual es el motivo de todo esto?
– Un marica me quitó al hombre con el cual queria casarme – contestó la rubia
El hombre se la quedó mirando sin poder entenderla, pero como le estaban pagando por el trabajo, no quería saber nada más.


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